Por Dare Dukes y Marlene Peralta con Nyla Collado, Nadia Feracho, David Ibarra, Richelle Placencia, Francis Junior Genao Rodriguez, Mously Thiam, y Franchesca Thomas.
Esta es la segunda publicación de una serie de blogs sobre cómo el Centro de Videos Educativos cultiva un “hogar” para jóvenes líderes BIPOC (personas de color, negro, indídigena, por sus siglas en inglés). “Hogar” es un término definido originalmente por la educadora activista y escritora bell hooks. Mientras que Hooks definía “hogar” como un sitio exclusivamente negro, la declaración de “hogar” en EVC abraza el corazón de la definición de Hooks, ya que abarca las experiencias interseccionales de un espectro de jóvenes de comunidades que enfrentan opresión, incluidos jóvenes negros, latinx, queer, trans y de clase trabajadora.
Al testificar ante el Concejo Municipal de la Ciudad de Nueva York, en marzo de 2024, Mously Thiam, la líder juvenil del Education Video Center (EVC, por sus siglas en inglés), se mostró imperturbable. Recién llegada a Estados Unidos procedente de Senegal, ella inició sus comentarios con una humilde disculpa por su inglés deficiente y sus bajas habilidades para hablar en público, aparentemente plenamente consciente del estereotipo de inmigrante recién llegada que su audiencia estaba proyectando en ella. Luego, moviéndose astutamente al amparo de este estereotipo, Mously, de 21 años, abogó con decidida insistencia por sí misma, por EVC y otros programas extraescolares, por un sistema de educación pública totalmente financiado y, finalmente, por la economía de la Ciudad de Nueva York.
En ese momento, constante, feroz y estratégica, Mously encarnó cómo es el liderazgo juvenil en EVC. Parecía estar plenamente consciente de la narrativa dominante sobre los jóvenes como ella y plenamente capaz de entrar hábilmente en esta narrativa para darle la vuelta, en beneficio de sí misma y de las comunidades que defendía. Esta capacidad es la “alfabetización crítica” de Paulo Freire en acción: Mously comprendió plenamente esa narrativa, la puso en uso para invitar a su audiencia, y además la aprovechó para defender a sus comunidades. Y todo el tiempo, justo delante de las narices de los miembros de la audiencia, reescribe la narrativa deshumanizante del inmigrante tímido e indefenso que lucha por asimilarse a una historia de pertenencia, poder y resistencia. Como Mously dijo a los miembros del Concejo Municipal ese día, EVC la ayudó a convertirse en “una nueva versión de mí”. En el marco de la alfabetización crítica, esta “nueva versión” es tanto la comprensión evolucionada que Mously tiene de sí misma como su comprensión de cómo deshacer las narrativas nocivas que otros intentan contar sobre ella.
Más allá de la asimilación: compromiso, empoderamiento y celebración de diferencias
Mously es sólo un ejemplo de los muchos jóvenes migrantes que se han unido a EVC en busca de un sentido de pertenencia, seguridad y poder en su nueva ciudad. Para los jóvenes que han sido forzados a salir de sus países de origen debido a la violencia y las opresiones estructurales, una definición de pertenencia que insiste en la “asimilación” –una eliminación implícita de su singularidad étnica y cultural– que sólo perpetúa una profunda sensación de desplazamiento, tanto psicológico como geográfico. El enfoque de EVC es apoyarse en la experiencia vivida por los jóvenes, animándolos a celebrarla, articularla y reescribir las narrativas sociales que la socavan. Por lo tanto, para crear un hogar para los jóvenes migrantes, EVC entiende que un sentido de pertenencia sólo puede surgir si, además de las oportunidades de sentirse sostenidos y capaces de superar, a los jóvenes migrantes se les ofrecen oportunidades para hacer frente a la violencia, tanto en sus países natales como en su nuevo hogar—que continúa amenazando su estabilidad. En EVC, la resistencia no es una ocurrencia tardía sino un requisito previo para un sentido de pertenencia.
Por supuesto, una de las principales herramientas de EVC para desarrollar una alfabetización crítica y oportunidades de resistencia es la producción de películas. Afortunadamente, Mously trabajó con otros recién llegados en la producción de una película poderosa que ejemplifica el equilibrio entre pertenencia y resistencia: su película, The Grass Is not Always Greener, Migrants in the Workplace (2023), investiga la explotación de la fuerza laboral primordialmente migrante en la Ciudad de Nueva York. Trabajar en esta película les dio a Mously y a sus compañeros la oportunidad de construir una comunidad, investigar, establecerse simultáneamente en su nuevo hogar, y explorar cómo existen desafíos estructurales para su bienestar a través de las fronteras, tanto en sus países de origen como en su nuevo hogar. Lejos de fomentar la asimilación, el proceso de producción empoderó a los jóvenes cineastas migrantes asolidificar sus identidades como residentes comprometidos y críticamente conscientes en su nueva ciudad, residentes con experiencias vividas singularmente poderosas que pueden generar nueva concientizar sobre los daños estructurales que afectan a todo el mundo, incluso aquí, en los Estados Unidos.
(Amor + Recuperación) x (Poder + Resistencia) = Pertenencia
Las investigaciones muestran que los recién llegados a los EE. UU. que participan en la organización comunitaria están mejor equipados para dar sentido a su identidad en relación con la comunidad en general. Además, el mismo cuerpo de investigación sugiere que los espacios sociales, de recuperación y aprendizaje como EVC brindan comunidades de apoyo y lo que Levinsonllama “culturas íntimas”, en su estudio sobre estudiantes mexicanos en 2021 que ayudan a los jóvenes inmigrantes a: 1) criticar y desmontar los estereotipos negativos en torno al estatus migratorio que los medios y figuras políticas perpetúan; y 2) resistir las políticas migratorias a través de la organización comunitaria.
En los modelos de aprendizaje tradicionales, el profesor es una figura de autoridad que imparte conocimientos al estudiante pasivo. La pedagogía freiriana de EVC cambia esta dinámica de poder al fomentar la construcción colectiva de conocimiento, donde los jóvenes líderes y sus educadoresadultos son socios equitativos en un proceso de descubrimiento creativo e intelectual. Los jóvenes determinan la cultura del espacio y cómo es la seguridad, la dirección del programa, el contenido de las películas que producen e incluso el marco de su aprendizaje y evaluación.
Nadia Feracho, instructora de medios de EVC, describe cómo los jóvenes establecen colectivamente la cultura de sus talleres y procesos creativos. Crean un “acuerdo comunitario”, una lista de comportamientos y límites que juntos definen interacciones seguras, comunicativas y productivas, y establecen límites en torno a palabras y acciones dañinas. “Obtienen autonomía para decidir por sí mismos cuál es un espacio seguro y navegarlo por su cuenta. Eso es algo que se ve muy pocas veces”, indicó. Los jóvenes escriben sus acuerdos y los educadores ayudan a garantizar que los jóvenes se responsabilicen mutuamente.
En un mundo donde los migrantes pueden ser abrumados diariamente con historias y estereotipos peligrosos, estos acuerdos colectivos que definen la seguridad significan que los jóvenes pueden bajar la guardia, comenzar a recuperarse y concentrar menos su energía en la supervivencia y más en el aprendizaje. Por muy micro que pueda parecerle a los de afuera el establecimiento de límites, ese es el inicio para los jóvenes ver y definir activamente políticas para crear seguridad en mundos a menudo inseguros. A medida que los jóvenes adquieren una sensación de seguridad y, en última instancia, capacidad de acción en torno a la posibilidad de impactar sus mundos, pueden desviar su mirada y comenzar a criticar no solo las políticas hiperlocales que impactan sus espacios de aprendizaje, sino también las políticas y narrativas macro que afectan a sus comunidades en general.
La feroz urgencia del ahora
Proveer un espacio donde los jóvenes migrantes se sientan seguros y puedan prosperar como aprendices, artistas y activistas es más importante que nunca.
La Ciudad de Nueva York ha experimentado una afluencia histórica de nuevos migrantes: más de 116,000 desde abril de 2022. El aumento repentino de la población ha puesto a prueba la infraestructura de la ciudad, creando desafíos para proveer servicios a estas familias, que son principalmente de América Latina, África y Asia. A pesar de la rica diversidad de Nueva York, la realidad es que los estudiantes migrantes están ingresando al sistema educativo más segregado del país, y en un momento de severos recortes presupuestarios. Incluso las escuelas diseñadas para trabajar directamente con estudiantes migrantes están luchando por captar y retener a estos jóvenes con todas sus múltiples necesidades Empeorando la situación, muchos líderes de la ciudad han adoptado una retórica xenófoba incendiaria, con el Alcalde de la Ciudad de Nueva York al frente. Este año, durante el proceso presupuestario de la ciudad, el Alcalde excusó a la población migrante como parte de una estrategia cínica de recortes presupuestarios innecesariamente estrictos.
Muchos de estos chicos llegaron a Estados Unidos sólos, sin familiares ni amigos. Muchos son “transeúntes”, migrantes que han realizado el angustioso viaje a pie. Y muchos no sólo caminaron solos, sino que lo hicieron atravesando lo que se conoce como el Tapón del Darién, un camino terrestre traicionero y arduo que conecta Sudamérica con Centroamérica.
Cuando una joven migrante llega a la Ciudad de Nueva York, a menudo trae consigo realidades internas conflictivas. Por un lado, es resiliente, trabajadora, decidida a triunfar y llena de alegres aspiraciones para su nuevo hogar. Por otro lado, está en crisis, aislada y cargando capas de trauma. Frecuentemente, estos jóvenes heroicos terminan chocando con barreras sistémicas en la Ciudad de Nueva York que son paralelas a las estructuras de sus países de origen que los empujaron a irse.
Una comunidad de maestros, programas extracurriculares, y otros expertos se están levantando para captar a estos jóvenes y trazarles el camino hacia el éxito.
En todo el sistema, el Dpto. de Educación de la Ciudad de Nueva York carece de recursos para satisfacer las múltiples necesidades de estos jóvenes. Sin embargo, hay escuelas específicas y un puñado de profesores –muchos de los cuales comparten las experiencias vividas por los jóvenes migrantes– que están trabajando con éxito contra la corriente para reunir los medios y ayudar.
En el centro de apoyo de esta comunidad se encuentra Educational Video Center (EVC). Desde su fundación hace 40 años, EVC ha diseñado programas para abordar las necesidades particulares de todos los estudiantes de las escuelas públicas de la Ciudad de Nueva York. En asociación con escuelas y educadores profesionales, comprensivos, y atentos, EVC ha dado un giro para atender esta ola de recién llegados en el punto donde están, con sus historias, sus traumas y su entusiasmo por estar en su nuevo hogar. En las escuelas de los cinco condados de la Ciudad de Nueva York, EVC está utilizando la producción de videos documentales como una herramienta poderosa para involucrar a los recién llegados y ayudarlos a crear espacios centrados en la recuperación, en sus nuevas y extrañas escuelas para contar sus historias, construir una comunidad, ganar confianza, y restablecer una sensación de seguridad.
En los últimos tres años, EVC ha duplicado su oferta de programación en español, ha evolucionado su plan de estudios y ha capacitado y contratado a numerosos educadores de habla hispana, muchos de los cuales tienen historias que reflejan las de los estudiantes migrantes en sus talleres. Además, EVC continúa asociándose y apoyando a los maestros de escuelas públicas y a los colegios que se centran activa y exitosamente en la recuperación y el éxito de los jóvenes migrantes. El resultado es que los jóvenes recién llegados a la Ciudad de Nueva York tienen espacios seguros para compartir sus historias y ser escuchados, para interactuar con una comunidad cariñosa, comenzar el proceso de curación y, con una historia tranquila a la vez, alterar las narrativas xenófobas de los políticos y los medios con relatos personales de sus luchas, logros, esperanzas y sueños para sus nuevos hogares.
Los jóvenes recién llegados a los programas de EVC han producido películas impactantes sobre sus historias migratorias que han conmovido y fundamentado al público, incluidos a los profesores y funcionarios electos de la ciudad. Y también han producido documentales que reflejan cómo ya consideran a Estados Unidos su hogar y están ansiosos por participar en los debates cívicos más importantes. Estas películas han cubierto temas como el codiciado sueño americano, el abuso de las redes sociales, el cambio climático, la xenofobia, y la explotación de los trabajadores migrantes.
Verse reflejados en sus educadores Las investigaciones muestran que cuando los jóvenes tienen un solo maestro que comparte su experiencia vivida, tienen muchas más probabilidades de graduarse de la escuela secundaria. Debido a esto, y porque los jóvenes de EVC lo han solicitado, EVC recluta, capacita y contrata activamente a educadores de las minorías, muchos de los cuales han vivido experiencias como migrantes y recién llegados.
“Yo también soy un migrante y puedo identificarme con sus experiencias”, informó David Ibarra, un profesor de medios de habla hispana que se capacitó en el programa Credible Educators o Educadores Creíbles de EVC. David, quien fue maestro asistente en su natal Ecuador, dijo que valora el enfoque diferente que tiene EVC hacia la enseñanza, siguiendo un modelo educativo que centra la cultura juvenil donde no existe jerarquía entre estudiantes y docentes. Ha visto cómo este enfoque hace de EVC un espacio seguro para que los jóvenes migrantes prosperen. “Tratar a los estudiantes sin diferencias, sin juzgarlos, es muy importante para construir una conexión. Se genera confianza”, agregó, y “cuando se genera confianza, a ellos les va mejor”.
Uniéndose a la resistencia
EVC atiende a los jóvenes inmigrantes donde estén, con sus experiencias de vida, idiomas e identidades. Se les anima a utilizar la investigación, la participación comunitaria, y la producción cinematográfica para desafiar los sistemas de opresión y redefinir sus propias historias y las comunidades que los rodean.
El enfoque de EVC es particularmente útil para ayudar a jóvenes de diferentes orígenes a encontrar una comunidad y arraigarse en un nuevo hogar. Cada joven viene con sus propias experiencias y comprensiones de la opresión estructural. Muchos vienen buscando el sueño americano y se sorprenden al encontrar desafíos estructurales en su nuevo hogar que se parecen mucho a los desafíos estructurales que los empujaron fuera de sus países.
"Cuando llegué por primera vez, esperaba que Nueva York fuera la ciudad perfecta", explicó Mously. “Pero estar en este programa y conocer a otros estudiantes me ha ayudado a prestar atención a los problemas que me rodean y a cómo puedo cuidar de mi comunidad”.
Otros, como Nyla Collado, hija de padres de origen puertorriqueño y dominicano, son conscientes de las opresiones sistémicas a una edad temprana. Pasar momentos muy difíciles en la escuela secundaria durante la pandemia fue una experiencia reveladora. Describió que el sistema la trataba como a un número y no como a un individuo. “Sé que hay maestros y personas dentro del sistema a quienes les importa, pero al sistema en sí no le importa personas específicas. Se preocupa por los resultados de los exámenes”, explicó.
Tanto Mously como Nyla aprendieron de las experiencias de cada una mientras trabajaban juntas en The Grass Isn't Always Greener, una de las muchas películas donde los estudiantes conectaron la experiencia de los migrantes con la vida aquí en Nueva York. También han producido películas sobre la xenofobia y el sueño americano, entre otros temas apremiantes. A los hispanohablantes se les anima a producir películas en su propio idioma. Pero lo más importante es que todos han aprendido de las experiencias de los demás, superando barreras lingüísticas y culturales, trabajando juntos en películas.
Validarse mutuamente y aceptar críticas es uno de los mantras del programa. El sentido de colaboración, resistencia colectiva y cuidado mutuo los impulsa a contribuir en el cambio de sus comunidades. Ese es el caso de Francis Junior Genao Rodríguez, migrante dominicano, quien ayudó a producir la película In My Mind or In The Other Eyes (2003), sobre dismorfia corporal junto a Richelle Placencia, también dominicana. “Es una experiencia que nunca olvidaré”, compartió Francis, emocionado. Escribió e interpretó una canción de rap en español para la película con un mensaje para que las mujeres jóvenes se amen a sí mismas. “Me gusta producir canciones. También toco instrumentos, así que cuando hice esta canción y la gente la escuchó y le gustó, sentí mucha alegría”.
Franchesca Thomas, cuya familia proviene de Honduras, dijo que se ha apasionado tanto por las películas como por los problemas que afectan a los migrantes. Fue productora de la película The Grass is not Always Greener. “Fue difícil para mis padres porque, como migrantes, es difícil ser aceptado y encontrar trabajos”, dijo, contando cómo su propio padre enfrentó la hostilidad laboral por ser migrante. "Deberían respetar a los migrantes porque ellos también son humanos", afirmó.
Antes de llegar a EVC, Frachesca nunca había visto películas producidas por jóvenes como ella. “Es una gran experiencia. Vemos las cosas diferentes porque somos jóvenes y queremos que los adultos actúen”. Ella tuvo la oportunidad de ir a Albany para promocionar la película The Grass Is Not Always Greener. Tenía miedo, pero estaba dispuesta a seguir trabajando para cambiar la opinión de las personas gracias a lo que aprendió en EVC.
Aprender de cada uno, preocuparnos por nuestros problemas y colaborar juntos para crear conciencia sobre ellos ha creado un vínculo entre este grupo de estudiantes, a pesar de provenir de diferentes países, diferentes comunidades. Su lenguaje común es la pasión por producir películas sobre temas que los afectan a ellos y a su creciente comunidad de migrantes en un espacio donde se sienten seguros.
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